Con la presente nueva edición del volumen II del Atlas internacional de nubes, revisada exhaustivamente, vuelve a ponerse una vez más a disposición de los meteorólogos profesionales y de un gran círculo de aficionados interesados en este ámbito una publicación clave. Para los meteorólogos, el presente es un manual fundamental, para otras personas, una fuente de conocimientos sobre el espectacular mundo de las nubes.
El sistema actual de clasificación de nubes, adoptado a nivel internacional, es el fruto de la labor iniciada en el siglo XIX. Los primeros estudios sobre el tema fueron publicados por J. B. Lamarck (1802) y L. Howard (1803). El primer intento de utilizar la fotografía para la clasificación de las nubes fue protagonizado por H. Hildebrandsson (1879), en Uppsala, que elaboró un atlas de nubes que contenía 16 fotografías. El posterior desarrollo de este trabajo, siguiendo la recomendación de una Conferencia Meteorológica Internacional celebrada en 1891 en Múnich, redundó en la publicación en 1896 del primer Atlas internacional, en el que figuraban 28 láminas en color acompañadas de definiciones y descripciones de nubes, además de instrucciones sobre la observación de las nubes en tres idiomas (alemán, francés, inglés). El primer Atlas internacional, adoptado entonces en casi todos los países, supuso un gran avance para lograr observaciones de nubes comparables a nivel internacional. Este Atlas se volvió a imprimir en 1910 sin cambios sustanciales. No obstante, en los decenios siguientes se mantuvo como prioridad continuar perfeccionando la clasificación de las nubes. Por consiguiente, la Comisión Internacional para el Estudio de las Nubes publicó en 1932 el Atlas internacional de nubes y estudio del cielo, volumen I, Atlas general. En 1939 apareció una edición modificada del mismo trabajo, con el título Atlas internacional de nubes y tipos de cielos, volumen I, Atlas general. Contenía 174 láminas: 101 fotografías de nubes tomadas en superficie y 22 desde aeronaves, y 51 fotografías de tipos de cielos. De esas fotografías, 31 estaban impresas a dos colores (gris y azul) a fin de poder distinguir entre el azul del cielo y las sombras de las nubes. Cada lámina estaba acompañada de notas explicativas y un dibujo esquemático a la misma escala que la fotografía, en el que se mostraban las características fundamentales del tipo de nube.
Cuando en 1951 se constituyó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para sustituir la Organización Meteorológica Internacional no gubernamental, se señaló en el Primer Congreso Meteorológico que era necesario un nuevo Atlas internacional de nubes y se asignó la labor a la Comisión de Meteorología Sinóptica. En un lapso relativamente breve, se llevó a cabo un importante trabajo y el nuevo Atlas se publicó en 1956 en dos volúmenes: el volumen I contenía un texto descriptivo y explicativo sobre el amplio conjunto de hidrometeoros (incluidas las nubes), litometeoros, fotometeoros y electrometeoros; en el volumen II figuraba una colección de 224 láminas (123 en blanco y negro y 101 en color) de fotografías de nubes y determinados meteoros. Cada fotografía del volumen II iba acompañada de un texto explicativo con el objetivo de que las ilustraciones de este volumen pudieran entenderse sin las detalladas definiciones y descripciones técnicas que figuraban en el volumen I.
Hasta la preparación de la presente edición no se ha reeditado ni revisado la edición de 1956 del volumen II. No obstante, en 1975 se publicó una versión revisada del volumen I con el título Manual de observación de las nubes y otros meteoros. Entretanto se han logrado importantes avances en las técnicas de la fotografía de nubes y existe una necesidad creciente de incluir fotografías tomadas en lugares fuera de Europa.
En 1981 se celebró una Reunión Oficiosa de Planificación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el volumen II del Atlas internacional de nubes, en la que se trazó un plan para la elaboración de una nueva edición. En ella se recomendó eliminar 26 láminas en blanco y negro y 8 en color y sustituirlas por 41 nuevas láminas en color seleccionadas entre un gran número de fotografías recibidas de diferentes países. Asimismo se amplió la sección que contenía ilustraciones de distintos meteoros con la adición de otras nueve láminas. Las leyendas de las nuevas láminas seleccionadas por la Reunión Oficiosa de Planificación fueron revisadas por el presidente de la reunión, Sr. R. L. Holle, de la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera de los Estados Unidos, y las de las nuevas ilustraciones de la sección sobre meteoros, por el Sr. C. S. Broomfield, de la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
Posteriormente se hizo patente que muchas de las fotografías originales incluidas en la edición de 1956 se habían deteriorado tanto con el tiempo que no era posible incluirlas en la nueva edición. Además, se estimó que la distribución geográfica de las fotografías todavía era, en cierto modo, limitada, y podía mejorarse el equilibrio entre las diferentes secciones. Con la aprobación del presidente de la Comisión de Sistemas Básicos, se decidió entonces revisar el Atlas exhaustivamente, sin olvidar que era urgente disponer de una nueva edición, y el Sr. Holle aceptó amablemente acometer esta compleja labor, que hacía necesario obtener nuevas fotografías de especialistas en un breve plazo. La Secretaría de la OMM se encargó del trabajo final de edición. El fruto de esta labor, el presente volumen II del Atlas internacional de nubes, contiene 196 páginas de fotografías, 161 en color y 35 en blanco y negro. Cada ilustración se acompaña de un texto explicativo.
Se agradece a los consultores su excelente labor y a todos los contribuyentes su amable autorización a la publicación de fotografías en el volumen original y en la presente nueva edición. En particular hay que dar las gracias al servicio de impresión, cuyo meticuloso trabajo hizo posible conservar gran parte del material original y combinarlo armoniosamente con las nuevas contribuciones.
Creemos que esta nueva edición del Atlas, además de ser una obra de referencia de suma utilidad para meteorólogos y profesionales de la aviación, la agricultura y el mar, será además una incorporación fascinante a la colección de todo aficionado.
(G.O.P. Obasi)
Secretario General