Versión imprimible y PDF

Nubes nacaradas

(Sección 2.6.1)

Nubes estratosféricas polares de hielo, también denominadas nubes madreperla.

Definición

(Section 2.6.1.1)

Nubes que semejan un Cirrus o un Altocumulus lenticularis y que presentan una irisación muy marcada, similar a la de la madreperla; los colores más brillantes se observan cuando el Sol se encuentra varios grados por debajo del horizonte.

P.10U.1

Constitución física

(Section 2.6.1.2)

Las nubes estratosféricas polares de hielo (nubes nacaradas) se forman a temperaturas por debajo del punto de sublimación del hielo, habitualmente en torno a −85 °C, una temperatura inferior a la temperatura media de la estratosfera baja. Los colores brillantes iridiscentes que las caracterizan, producto de la difracción y la interferencia de las ondas de luz, indican que las nubes están compuestas de cristales esféricos de un tamaño similar de aproximadamente 10 μm de diámetro.

Notas explicativas

(Section 2.6.1.3)

Las nubes estratosféricas polares de hielo, o nubes nacaradas, se producen principalmente en latitudes altas en la estación invernal, cuando las temperaturas en la estratosfera descienden por debajo del punto de sublimación. Si bien son más comunes en la Antártida, también se han observado en el Ártico, Escocia, Escandinavia, Alasca, Canadá y el norte de la Federación de Rusia. En raras ocasiones se han registrado en otras partes del norte de Europa. Las nubes nacaradas son a menudo nubes ondulatorias lencticulares y, por tanto, se encuentran a sotavento de una cordillera que genera ondas gravitatorias en la estratosfera. Su formación también puede estar asociada a tormentas troposféricas violentas.

Durante el día, las nubes nacaradas a menudo semejan Cirrus blanquecinos. Después del atardecer se caracterizan por sus colores brillantes e iridiscentes que tienen mayor extensión e intensidad que la irisación localizada, o iridiscencia, que con frecuencia aparece en los bordes de nubes troposféricas delgadas (por ejemplo, el Altocumulus lenticularis). La iridiscencia es más brillante cuando el Sol se encuentra varios grados por debajo del horizonte. Posteriormente, cuando el Sol desciende aún más en el horizonte, las diferentes tonalidades son sustituidas por un color general que cambia del naranja al rosa y contrasta vívidamente con el cielo cada vez más oscuro.

Si después del atardecer coexisten Cirrus y nubes nacaradas, debido a la elevada altitud a la que se encuentran las nubes nacaradas, estas presentan colores brillantes una vez que el Cirrus ya se ha tornado gris. Las nubes nacaradas que son también lenticulares serán estacionarias en la cresta de la onda gravitatoria aunque el aire fluya a través de la nube. Las nubes nacaradas no lenticulares pueden dar la impresión de moverse lentamente cuando se encuentren por encima de la puesta de Sol debido a la distancia que las separa del observador.

Compartir esta página