Debido al efecto de perspectiva, un observador que vuele al nivel de las nubes o cerca de él puede observarlas como una capa relativamente continua, aun cuando en realidad estén separadas unas de otras.
Mientras que los observadores terrestres pueden diferenciar los géneros de las nubes (Cirrocumulus, Altocumulus, Stratocumulus) basándose, en parte, en la anchura aparente de los elementos nubosos, este criterio carece de utilidad para un observador aéreo. En algunos casos, la altitud de la nube puede ser el único criterio que permita determinar el género.
A medida que el observador aéreo se aproxima a las nubes, sus contornos se presentan menos nítidos y más rasgados.
La apariencia de la base de una nube varía con la distancia; a medida que el observador se aproxima, se vuelve más difusa y rasgada. A poca distancia resulta difícil distinguir el relieve; por ejemplo, la base de una capa opaca de Altocumulus puede parecer muy similar a la de un Altostratus.
Observar la superficie superior de las nubes es muy útil, ya que permite obtener información indirecta sobre el nivel de inestabilidad de la atmósfera.
Nubes pertenecientes a géneros diferentes pueden parecer similares cuando se observan desde arriba. Esto dificulta a un observador aéreo la identificación de las nubes a partir de su superficie superior.
Normalmente la superficie superior de las nubes está más definida que su base. Puede ser lisa o rugosa, con contornos nítidos o difusos. También es más brillante y la variación en la luminancia es mayor.
La superficie superior de una capa nubosa puede ser plana o mostrar ondulaciones bien definidas de anchura variable. Las ondulaciones pueden tener escalas de entre 10 m y 1 000 m (33 y 3 300 pies) y recuerdan a olas oceánicas. También puede presentar salientes redondeados, brotes o cúpulas superficiales, a veces dispuestos en hileras y de aspecto filamentoso. Pueden observarse cúpulas o torres bien desarrolladas que emergen del interior de la capa o la atraviesan desde abajo. Si son numerosas, puede resultar difícil detectar la superficie de la que brotan. Un velo de nubes (velum) puede cubrir las cúpulas superficiales o los laterales de las torres bien desarrolladas. Ocasionalmente, estos velos son tan grandes y densos para que ocultan parcial o totalmente las nubes que se encuentran por debajo.